EVOLUCIÓN

5. Desarrollo histórico

Desde los primeros autómatas hasa las sondas espaciales han pasado varios siglos, pero al hablar de inteligencia sólo podremos mirars unos treinta años atrás. Han sido pocos años, pero muy intensos y el interés que ha despertado en todo el mundo es superior a cualquier previsión que se pudiera formular en su nacimiento y concepción inicial, siguiendo un proceso paralelo a la introducción de las computadoras en las actividades cotidianas de la vida humana, aunque si bien los Robots todavía no han encontrado la forma de inserción en los hogares pero sí son un elemento ya imprescindible en la mayoría de las industrias.
Podemos contemplar la Robótica como una ciencia que, aunque en ella se han conseguido grandes avances, ofrece aun un amplio campo para el desarrollo y la innovación tecnológica y es precisamente este aspecto el que motiva a muchos investigadores y aficionados a los Robots a seguir adelante planteando Robots cada vez mas evolucionados y complejos.
Los aficionados a los Robots también juegan un papel muy importante en el desarrollo de la Robótica, ya que son éstos los que, partiendo de una afición firme, con sus particulares ideas y al cabo de un cierto tiempo de pruebas y progresos, han podido desarrollar sus teorías y, con ello, crear precedentes o mejorar aspectos olvidados, así como solucionar problemas no previstos inicialmente.
5.1 El monje cibernético
El primer autómata digno de mención del que noticias existen, se cree que fue construido por Giovanni Torriani durante la primera mitad del siglo XVI. El invento, que simula la figura de un monje de la época, funcionaba mediante un mecanismo de resorte al que se le daba cuerda con una llave.
El monje era capaz de girar e inclinar la cabeza, mover los ojos de un lado para otro, abrir la boca ygolpearse el pecho con la mano derecha mientras subía y bajaba la izquierda.
5.2 El pato que evacuaba
El pato automático de Jacques Vaucanso, invento mecánico se construyó en 1738 con el propósito venerable de recaudar dinero para su inventor.
El patito, construido en cobre puro y duro, no sólo graznaba, se bañaba y bebía agua sino que comía grano, lo digería y, aún no contento, lo evacuaba.
Tras andar perdido durante treinta y tantos años, un suizo llamado Reichsteiner logró hallarlo y reconstruir sus más de 4000 piezas. Después de su debut en la Scala de Milán ya en el siglo pasado, el animalito volvió a perderse y hoy en día su paradero es un misterio.
5.3 La muñeca escribana
Fue a principios del siglo pasado cuando un mecánico llamado Maillardet creó un autómata capaz de escribir. La aplicada máquina, de apariencia femenina, podía escribir en inglés y francés y además hasta dibujaba paisajes.
Unos años más tarde la autómata escribana quedó destruida y en 1812 se reconstruyó con una nueva identidad y pasó a ser conocida como "La muñeca de Filadelfia".
5.4 Primeras aproximaciones
Pero es ya en nuestro siglo cuando los automatismos empiezan a tomarse un poco en serio y a ser utilizados en aplicaciones prácticas.
Como sucede siempre que la necesidad apremia, durante la Segunda Guerra Mundial, los científicos tuvieron que ingeniárselas para poder manejar sin perjuicio los elementos radiactivos.
Se construyeron con este fin los llamados teleoperadores que, aún lejos de ser robots, son la primera aproximación conseguida por los ingenieros. Se basaban en dispositivos mecánicos que eran capaces de reproducir las acciones realizadas por un operador situado a distancia. El efecto era como tener brazos y manos muy largas.
Algunos años después, los dispositivos mecánicos se sustituyeron por conexiones eléctricas, quedando algo menos ortopédico y más parecido a los robots que conocemos en la actualidad.
5.5 Una industria incipiente
Se puede hablar, sin embargo, de una industria de los robots hasta principios de los años setenta.
Joseph F. Engelberger, fue el primero en reconocer el potencial que encerraban las máquinas automatizadas. El mismo Engelberger confesó que fue la lectura del libro YO ROBOT, de nuestro amigo Asimos, la que llevó a dedicar su vida a la robótica.
Engelberger, que por entonces (los años 50) cursaba estudios en la Universidad de Columbia, coincidió en un cóctel con un inventor también apasionado por los robots. Su nombre era George C. Devol.
El espíritu comercial de Engelberger unido a las patentes de Devol dieron como resultado el inicio de una industria que ni siquiera sus creadores pudieron imaginar hasta dónde iba a llegar.
Juntos fundaron la compañía Unimation dedicada a la creación de patentes de máquinas automatizadas. A principios de los años setenta habían diseñado y producido un montón de maquinaria automática de todo tipo.
Pero no tenían resueltos los problemas con las computadoras utilizadas para el control de los robots, por aquel entonces nada manejables y aún demasiado caros. La aparición del microchip acabó con su pesadilla, y a partir de entonces Unimation se convirtió en una de las empresas más rentables de todo el mundo. Por ello se otorgaron Engerlberger y Devol los bien merecidos títulos de "padre" y "abuelo" de la Robótica Industrial.
5.6 El gran boom del imperio
En 1970 se organiza el primer Simposio Internacional de Robots Industriales, ISIR.
Las asociaciones más importantes de esa época eran: JIRA (Japan Industrial Robot Association), la RIA (Robot Industries Association) y la BRA (British Robot Association).
Paralelamente, las patentes y los robots seguían proliferando. Se empezaba a hablar de cálculo de trayectorias, sensorización, retroalimentación y sistemas servodirigidos.
5.7 Algunos nombres y fechas
Tras el primer desarrollo de Unimation basado en una de las patentes de Devol (denominada "dispositivo de transferencia programada articulada") todo fueron robots por aquí y por allá.
En 1962, H.A. Ernst publicó el desarrollo de una mano mecánica controlada por una computadoa. La MH-1 era capaz de "sentir" bloques y apilarlos sin la ayuda de ningún operario. Por la misma fecha, Tomovic y Boni diseñaron otra mano capaz de detectar el tamaño y peso de un objeto.
Como diseñar manos parecía poco, al año siguiente se lanzó al mercado el primer prototipo comercial de bazo articulado. Lo creó la American Machina y Foundry Company, y se llamó VESATRAN.
Algunos años después, en 1968, el Laboratorio de Inteligencia Artificial de Standford decide poner a una computadora ojos y oídos (cámaras y micrófonos) y añadir algo de inteligencia aunque fuese artificial. Los ingenieros de robots ven en este avance la posibilidad de sacar a sus máquinas de la oscuridad y el silencio y no se lo piensan dos veces.
La compañía Kawasaki Heavy Industries negocia una licencia con Unimation y en 1970 desarrollan el primero robot articulado provisto de una cámara y controlado por una computadora. Lo llamaron el brazo Stanford y era capaz de apilar bloques según una estrategia trazada y de forma inteligente.
El éxito obtenido por este proyecto llevó a considerar el control por la computadora y la sensorización como partes fundamentales de un sistema robotizado, y cualquier robot que se preciase, debía incluir ambos.
A partir de la segunda mitad de los setenta todo evolucionó mucho más deprime. Ingenieros de la IBM desarrollaron en 1975 un manipulador inteligente con sensores de contacto y fuerza. En el MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) se trabajaba en aspectos de inteligencia artificial. Y el Jet Propulsión Laboratory desarrollaba técnicas de control sobre el brazo Stanford para proyectos espaciales.